Midnight in Paris es sin duda el reflejo del amor que el director y actor Woody Allen siente por la capital francesa. Esta película sin duda sorprenderá al espectador pasados 15 minutos de película. Pues lo que en comienzo parece ser una especie de filme sobre enredos románticos o las diferencias de una pareja, es un viaje a los más encantadores rincones de la ciudad y a otra época, en la que para el portagonista, Owen Wilson, es su Belle Époque.

Demasiadas tentaciones en una época bohemia como para regresar a la realidad hacen que el portagonista viva entre las dudas: ¿Realmente cualquier tiempo pasado fue mejor o es el simple de hecho de vivir otra realidad y ser otros lo que hace más atractivo aquello que no tenemos?
En definitiva, regresa una película de las más características de este director en la que se mezclan la melancolía, la nostalgia, el miedo al compromiso, el autoengaño y las tentaciones de libertad o, para resumir, un rinoceronte que diría Dalí.
No, no me he olvidado de los 10 minutos de Carla Bruni es sólo que no merece ni una línea. Actuación insulsa o tal vez es que el resto de actores convencen tanto que no está a la altura.
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