Tan fuerte, tan cerca... Tan dramática

La película del director Stephen Daldry, Tan fuerte, tan cerca, es una explotación de las herramientas lacrimógenas que existen en el cine durante 129 minutos. Basada en la novela homónima de Jonathan Safran Foer y con el trasfondo del atentado del 11 de septiembre seguimos a un niño, Oskar Schell (Thomas Horn), en la búsqueda de respuestas a un rompecabezas que su padre (Tom Hanks) le dejó antes de morir en el World Trade Center.

Durante el desarrollo de esta pequeña aventura de Oskar conocemos a personajes variopintos de Nueva York y un anciano mudo y lleno de rarezas que vive en casa de su abuela -genial interpretación de Max von Sydow- y que le acompaña dirigiendo así los sentimientos del espectador en todo momento sin ningún tipo de elección.

El protagonista Oskar es un niño que mientras se le conoce uno no sabe si odiarle o quererle, pero sin duda los flashbacks en la fecha del 11 de septiembre y su desesperación por racionalizar la muerte fuerzan a, al menos, tenerle mucha lástima.

Todos los pequeños detalles que se entremezclan pretenden hacernos entender cosas muy peculiares de la personalidad del chico y, sin embargo, tales ideas no llegan a materializarse. Su aflicción por la culpa, el vínculo padre e hijo, la relación con su madre, la sabiduría de los ancianos y las angustias cotidianas se mezclan para explotar la sensibilidad del espectador y todo hay que decirlo, con éxito.

Por otro lado, cabe destacar la actuación de Sandra Bullock como la madre de Oskar. Porque, aún en un segundo plano, su interpretación que se debate entre el dolor de una viuda, el intento desesperado por poder acercarse a un hijo que es casi asperger -enfermedad que parece haberse puesto de moda en algunas películas de Hollywood- y el seguir viviendo con todos los recuerdos del 11-S.

Si algo define esta película, para bien o para mal, serían los adjetivos de ofensivo pero sensible, pesada en ocasiones y un tanto ruidosa pero preciosa y extraña.

Aquí dejo el tráiler: